Creemos en un Dios personal, transcendente, y sagrado, el creador de todo, que es eterno, y quien se manifiesta en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. (Génesis 1:1; Deuteronomio 6:4)
Creemos que Jesucristo es completamente Dios y completamente humano, que nació de una virgen, vivió una vida sin pecado, proveyó por la expiación de nuestros pecados por su muerte vicaria en la cruz, resucitado por el poder del Espíritu Santo, ascendió de regreso a la mano derecha de Dios Padre, y vive para siempre para interceder por nosotros.
Después de ascender al cielo, Jesús derramó su Espíritu Santo sobre los creyentes en Jerusalén, capacitándolos para llevar a cabo su mandamiento de predicar el evangelio al mundo entero. Una obligación compartida por todos los creyentes de hoy.
Creemos que todos por naturaleza están separados de Dios y son responsables por su propio pecado, pero que salvación, redención y perdón del pecado son ofrecidos a todos gratuitamente por nuestro Señor Jesucristo. Cuando una persona se arrepiente del pecado y acepta a Jesucristo como su Señor y salvador personal. Confiando en Él, esa persona renace inmediatamente y es sellada por el Espíritu Santo. Se le perdonan todos sus pecados y se convierte en un hijo de Dios, destinado a pasar una eternidad con el Señor.
Creemos en la persona y en el trabajo del Espíritu Santo, quien mora, sella y otorga dones a cada creyente, bautizándolos en el cuerpo de Cristo.
Creemos que el Espíritu Santo vendrá a cualquier creyente que pida por fe, permitiéndole predicar el evangelio con poder. También creemos que todos los dones del Espíritu Santo mencionados en las escrituras son legítimos hoy si son ejercidos dentro de las pautas bíblicas. 1 Corintios 12-14
Creemos en la infalibilidad de las Escrituras, que la Biblia - Antiguo y Nuevo Testamento - es la Palabra de Dios inspirada e infalible.